Reflexiones abordo de la Diosa Maat

UN VOLUNTARIO EN MELILLA



Por Sergio Benages Lorenzo
La idea de ir de Voluntario a Melilla surgió por inspiración divina, quizá por obra de la Diosa Maat, diosa de la Verdad, la Justicia y la Armonía… Como dijo allí José Cabo, en la Conferencia sobre la Ampliación del Puerto de Melilla, “¿quién va a querer venir a Melilla de turismo?”
Es una ciudad, y que me perdonen los melillenses, a la que a los peninsulares no se nos ocurre visitar, porque a priori no tiene el “glamur” o ese atractivo que requiere una ciudad para atraer visitantes, pero en la que encontré grandes experiencias, grandes personas, gran atractivo y gran Arquitectura (Modernista, es la 2ª ciudad con más arquitectura modernista de España, después de Barcelona; artífice de ella el arquitecto Enrique Nieto y Nieto).

También es una ciudad con la problemática fronteriza, algo que debe de ser factor común en todas ellas, en donde miles de personas realizan el paso de un lado a otro, a diario. En estos “pasos” puedes ver una “esclavitud” (consentida y obligada por la pobreza) de personas, mayoritariamente mujeres (a las que miraba con mucha tristeza, ya que podrían tener la edad de mi madre, y acarreando unos bultos que las doblaba literalmente por el peso de su “estraperlo”, a cambio de 10 €/viaje); y unos policías enfrente que intentan difícilmente mantener el orden para evitar avalanchas. Desgraciadamente ese mismo día, en Ceuta, murieron dos “porteadoras” en una avalancha o atropello por sus propias compañeras de suerte.



Otro aspecto especial, es que tiene una mezcla de culturas y de formas de vida, que hace a veces difícil la coexistencia entre cristianos, musulmanes y judíos, más allá de la religión, aspecto por el que yo, particularmente, no percibí fricciones.
Conocí a mucha gente ALTRUISTA (en mayúsculas para recalcar mi absoluta admiración por esas personas capitaneadas por Maite y José Palazón) que llevan adelante Prodein, asociación de ayuda a los ME.N.A.S (MEnores No Acompañados) de Melilla, niños-adolescentes que han pasado la frontera y viven en condiciones infrahumanas a la espera de pasar a la Península. Dicha asociación nos “obsequió”, invitándonos a participar en la Fiesta del Cordero que les prepararon a estos chicos el viernes 1 de septiembre, en donde “simplemente”, les dieron de comer cordero en la fiesta grande de los musulmanes. Ese “simplemente” es para recalcar que algo tan simple, para ellos es un “mundo”, ya que les sacó de sus penurias y problemáticas diarias y les acercó a un día normal, festivo, familiar, de compañerismo entre ellos, que no parece ser su tónica diaria.

Una ciudad donde se cometen tropelías contra la Naturaleza, más de las normales, auspiciadas por una política supra-legal, supra-moral e hipo-inteligente. Una incineradora, ya “per se” negativa en cualquier sitio, pero en este caso pegada a la ciudad y vomitando sus partículas tóxicas y cancerígenas a la ciudadanía. Una Desaladora que vierte su residuo, salmuera concentrada, mediante una preciosa cascada de agua (menuda paradoja), directamente en la costa para matar todo ecosistema circundante. Y una chimenea de Endesa desplegando sus efluvios en las cercanías del Puerto de Melilla, entre otras cosas.
Otra paradoja de la ciudad: sus kilómetros de triple valla fronteriza que separa “el bien, del mal”, y en el lado del “bien” hay una zona con un campo de golf (otra paradoja para Melilla, deficitaria de agua por lo que es un bien preciado, de ahí la necesidad de la desaladora).

Después de leer esto, quizás alguien se preguntará qué tiene esto que ver con un voluntariado en el Diosa Maat. Pero el voluntariado ha sido un compendio de experiencias, a las mencionadas antes hay que añadir la experiencia de vivir una semana en un velero, con unas maravillosas PERSONAS en mayúscula (Alfredo y Bea, máximos responsables, Begoña y Aitor, mitad voluntarios-mitad responsables, después del tiempo y experiencia que acumulan) con los que he aprendido y disfrutado mucho, conocer a los compañeros de Guelaya-Ecologistas en Acción de Melilla, que nos han tratado, como se suele decir, “mejor, imposible”: agradecer a Rosa, al frente de ella, pero apoyada por Manolo, José, Cristina, Gonzalo, JuanPe, y demás personas del grupo local. Si a todo esto añadimos las acciones realizadas: limpieza de la playa (no fue posible la limpieza submarina por las condiciones del mar), “muestreo” de Patella Ferruginea (una lapa marina con el máximo grado de protección, similar al del Lince ibérico), las dos interesantísimas conferencias que organizamos (“Refugiados climáticos” a cargo de Samuel Martín-Sosa y “Ampliación del Puerto de Melilla” a
cargo de Paco Segura) ...el resultado es una experiencia única que hacen de esta semana de “Voluntariado en Melilla” una SEMANA INNOLVIDABLE, IRREPETIBLE Y RECOMENDABLE.

La Vall d’Uixó, Sergio Benages Lorenzo